jueves, 27 de diciembre de 2007

Cosas por las que merece la pena vivir

Sin duda una de ellas es ver Manhattan, la peli de Woody Allen en la que el protagonista hace su lista de razones por las que merece la pena vivir (*)

Cada uno tiene su lista. Yo hice hace tiempo la mía, encabezada por el vino y el queso, pero cada época tiene las suyas, y hoy, Navidad del 2007 me he encontrado pensando en la cantidad de cosas estupendas que he descubierto hace poco:
- las metadiscusiones filosóficas sobre religión
- Caravaggio en una iglesia de Roma
- unos buenos abdominales (propios o ajenos ;-)
- hacer recuento del lamentable panorama sentimental de una y reírse al ver que, al menos, hay panorama
- la independencia, la libertad, la soledad buscada
- y la música, que nos cambia el estado de ánimo y que siempre nos sorprende: Ella cantando el Let's do it de Cole Porter, el Kind of Blue de Miles (increíble So What), cualquier versión del Mack the Knife (hasta 7 en mi ipod!), Billie y Cole Porter también ... incluso el "All I want for Christmas is you" de My Chemical Romance :-)



¿Cuál es tu lista?

(*) Para Isaac Davis - Woody Allen
Groucho Marx ... Willie Mays ... El segundo movimiento de la sinfonía “Júpiter” ... Louis Amstrong y su grabación “Potato head blues” ... Algunas películas suecas ... “La educación sentimental” de Flaubert ... Marlon Brando ... Frank Sinatra ... Esas increíbles manzanas y peras de Cezanne ... Los cangrejos de Sam Wo´s ... El rostro de Tracy

sábado, 22 de diciembre de 2007

Récord absoluto

Después de 10 horas de sueño (para compensar el resto de la semana) me he ido al gimnasio a batir todos mis récords:
- tiempo: 1h 10
- velocidad: 9km h (con alguna bajada por descanso técnico)
- distancia: 10 km
- calorías: 700 (o sea unos 14 yogures desnatados o un mazapán con un sorbito de cava :-)
¡Me siento orgullosa de mí misma! Ya sólo me falta multiplicarlo por 5 ...

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Pecados capitales

Mi reciente visión del Papa (literal, todavía no sufro este tipo de alucinaciones) no ha cambiado mi vocación vital: ser pecadora. Así que he estado repasando como podía pecar hoy y continuar el camino por el que he sido llamada. Veamos:
- Pereza: tarde. Vengo del gimnasio: una hora de body tonic y 30 minutos de cinta. Podría dedicar el resto de la noche a vaguear si no fuera porque he quedado para cenar. Cenar? Mmm, ¿eso no podría ser ...
- Gula? Estremecerse de placer con la comida. Lástima que la cita sea en un restaurante japonés. No me veo "estremeciéndome" con un trozo de pescado crudo en la boca y la barbilla chorreándome de salsa de soja. Si por lo menos hubiera chocolate de postre ... Claro que el chocolate es un buen sustituto de la ...
- Lujuria! No estaría mal pero creo que no es ese tipo de cita... Mucho tontear, pero ná de ná. Y es que hay gente que no ha nacido para pecar. Otras opciones?
- Avaricia. No va con mi estilo. Y encima creo que me toca a mí pagar la cena.
- Ira? Soberbia? En este punto creo que mi vocación choca con uno de mis principios: pasarlo bien. No creo que la cena sea muy divertida si me da un ataque de éstos. Así que ya sólo me queda uno ...
- Vanidad. Y con el frío que hace. Cualquiera se pone sexy! Pero la vocación es la vocación y una tiene que obedecerla. Ala! A por los tacones y el escotazo y a remirarse en el espejo. Hoy no me voy a la cama sin pecar que luego la conciencia no me deja dormir :-)

martes, 18 de diciembre de 2007

Buenas intenciones

Se acerca el año nuevo y a mí me da por los propósitos ... El del año pasado era muy agresivo. Pongamos que era como pedirle a un argentino que se vuelva vegetariano. Digamos que en enero me tomé un solomillo, así que cambié el propósito. En febrero incumplí la revisión. En marzo la de febrero. Y no hice más revisiones ...
Este año todavía no sé qué proponerme, porque lo del maratón no es un propósito, es un objetivo!
A lo que iba, que las buenas intenciones a veces no duran, pero hay que tenerlas. Hoy tenía la firme y buena intención de quedarme a correr en la cinta del gimnasio. Yo que culpa tengo que las 4 cintas estuvieran ocupadas y me haya tenido que venir a casa sin correr ...

domingo, 2 de diciembre de 2007

Circunstancias

Que yo soy yo mis circunstancias es algo aceptado incluso antes de que Ortega condensara el concepto en el conocido aforismo. Que la voluntad no lo es todo no lo duda nadie, ni siquiera el mayor defensor del "querer es poder". Ni siquiera yo, haciendo apuestas sobre mi capacidad de correr un maratón. Y a las pruebas me remito: 2 días en cama con gastroenteritis. Incapaz de entrenar, incapaz de comer, incapaz para hacer nada más que yacer en el sofá deseando que pare el dolor. Y aun teniendo tan cerca la prueba de las circunstancias nos limitan, sigo pensando en que hay que hacer lo que hay que hacer. Lo único que se puede hacer. Poner todo de nuestra parte aun sabiendo que ese todo no es el todo, que dependemos de circunstancias externas fuera de nuestro control. Y hay que vivir con ello.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

La primera vez

Hoy he corrido por primera vez en una cinta de gimnasio. Conclusiones:
- Correr a 9 km por hora cansa
- Correr en cinta es aburrido
- Si ves la tele en un espejo cuesta leer los rótulos
- Bajarse de una cinta marea

Mi mejor marca en exterior: 45 minutos seguidos corriendo. Velocidad: desconocida, tirando a lenta
Mi mejor marca en interior: 30 minutos a 9 km/h

lunes, 19 de noviembre de 2007

Objetivos y decepciones

Hace un tiempo decidí que había encontrado la respuesta a cuál es el objetivo de mi vida: ser feliz. Pero me acabo de dar cuenta de que eso no es ningún objetivo. No cumple ninguno de los criterios básicos que te enseñan en cualquier curso de gestión. No es medible, ni simple, ni limitado en el tiempo y es cuestionable que sea alcanzable.
Así que ahora creo que no hay un objetivo en la vida, sino muchos objetivos. Y que el ser feliz depende de que seleccionemos los objetivos adecuados. Y no porque la felicidad se consiga al cumplirlos, sino porque se conseguirá al buscarlos.
A principios de año me planteé un objetivo profesional. Hoy he visto que no se ha cumplido. Enterarme ha sido una gran decepción. Pero la sensación de malestar se agrava porque ni siquiera tengo claro que haya disfrutado en la búsqueda.
Una amiga disfruta cantando. Tiene el objetivo de cantar en público. Ensaya y ensaya. Se lleva decepciones. Pero disfruta. Y eso es lo que se queda.
Yo ahora tengo el objetivo de correr un marathon. Me divierte hablar de ello, y hacer planes, y comprarme unas zapatillas y ver como cada día corro más tiempo y hacer este blog ... Debe ser un buen objetivo, ¿no?

domingo, 18 de noviembre de 2007

La apuesta

La fiesta de celebración de mi 36 años terminó en uno de esos diálogos filosóficos sobre el querer y el poder. Yo defendía que uno puede hacer lo que quiera hacer. Y como ejemplo puse el que yo podría correr un maratón. Todos mis amigos dudaron de mi capacidad. La duda colectiva (y las cervezas que llevaba encima) me reafirmaron en mi posición y me aposté con mi mejor amigo a que si en 5 años no corría un maratón le pagaría un viaje a cualquier lugar del mundo que él eligiera y que si lo corría, sería él el que me pagaría el viaje. Y aquí estoy decidida a ganar la apuesta. Y a contarlo ...